A una bella durmiente
¿A dónde vas si tu nombre es pobreza
y no hay lugar para ti en esta vida,
si nadie sabe que fuiste la reina
de un paraíso de nardos y espiga?
Y hablan de ti como de una mendiga
descalza, triste, sola y harapienta,
que va vendiéndose en noches de juerga
la fantasía, el alma y la canción.
Ay los geranios y el azúcar moreno
que hay en los labios de lo que yo más quiero:
caballo loco que va corriendo,
agüita del río, gaviota que vuela al viento como un navío.
Quien ve de cerca tu cara
como una llama queda prendío. ...
ya vendrá el viento,
traerá la vida y la memoria
vencerá al silencio.
Que tú mi reina sólo estás dormida
en la esperanza de un beso de amor.
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